SERPOL
(Thymus serpyllum
L.)
Nombres
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Descripción
Linné, en la primera edición de sus "Species plantarum" (pág. 590, 1753), describió esta especie con la siguiente frase: Tomillo de flores acabezueladas, con los tallos rastreros y las hojas planas, obtusas y ciliadas en la base.
El Diccionario de la Academia de la Lengua parece haber tomado la definición del serpol de esta obra linneana, cuando dice de él: "Especie de tomillo de tallos rastreros y hojas planas y obtusas".
Estas definiciones pecan de lacónicas en un país como el nuestro donde el género de los tomillos se halla tan diversificado, que resulta uno de los más difíciles de la flora peninsular.
En Francia y en Suiza, por ejemplo, donde no existen sino el tomillo común y los serpoles, el problema de distinguir aquél de éstos es mucho más simple, y las anteriores breves descripciones pueden considerarse suficientes.
El grupo de los serpoles se separa de los demás tomillos hispánicos porque todas sus formas presentan el labio superior del cáliz dividido en tres dientes profundos, que pueden llegar a tener una tercera parte o más de la longitud total del cáliz. El tubito que forma la corola no sobresale del cáliz, porque es más corto que él, o a lo sumo, igual.
Las hojas son planas y verdes en ambas caras; no, como en el tomillo común o en el salsero, con los bordes vueltos hacia abajo y blanquecinas en el envés.
En cuanto concierne a la vellosidad, varía mucho, porque se dan serpoles lampiños y otros muy vellosos, pero el vello nunca llega a cubrir él tallo y el envés de las hojas hasta el extremo de darles el tono blanquecino o canoso del tomillo vulgar.
Hay serpoles de hojitas anchas, aovadas y con el tallo velloso según caras opuestas (Thymus chamaedrys Fries); otros lo tienen peludito todo en derredor, con las hojas más angostas y ciliadas en el rabillo (Thymus serpyllum L., propiamente dicho); a veces, las hojas son muy estrechas y con nervios prominentes (Thymus nervosus Gay).
Las flores forman a modo de cabezuelas terminales más o menos densas y redondeadas o se alargan y aflojan. Difieren además, unos de otros, por singulares caracteres que diversifican extraordinariamente este tipo linneano.
Por otra parte, lo más importante de sus cualidades corresponde a la esencia de sus hojas y sumidades floridas, y de unas estirpes a otras no sólo varía su rendimiento sino la calidad de la misma, que en algunas de ellas despide un delicioso aroma parecido al del limón o al de la melisa.
Florece en el mes de mayo y prosigue durante varios meses, a través de todo el verano según las localidades.
Se cría, salvo en la orla septentrional oceánica de la Península Ibérica, donde esta planta desciende hasta tierra baja, en los collados y laderas de las montañas, hasta alcanzar los más elevados tesos de muchas de ellas, mayormente en toda la Cordillera Pirenaica, pero también en las otras montañas del país, hasta Sierra Nevada (Thymus serpylloides Bory; Thymus granatensis Boiss).
Composición
La esencia de serpol, incolora o de color vagamente amarillento, se compone en primer término de p-cimol, con el 18 %, de pineno, en parte dextro y en parte levogiro, con algo de timol y carvacrol, y otro fenol no bien estudiado aún, etc.
Aparte la esencia, el serpol contiene asimismo un 5 % de materias tánicas, principios amargos, pequeñas cantidades de resina, etc.
Uso y virtudes del serpol (Thymus serpyllum L.)
Poco más o menos, las mismas que las del tomillo.
Se emplea también como el tomillo común. Las variedades que huelen a limón o a citronela son las más estimadas. Sobre todo éstas, en infusión, saben mejor que las del tomillo vulgar por su delicioso perfume, y aún más si se endulzan con una buena miel.
Su uso se recomienda especialmente contra la tos convulsiva; en tal caso se prepara una infusión de flor de tilo (sin hojas o brácteas, que de nada sirven sino para estropearla) con otro tanto de serpol, y se endulza con miel la tisana. De esta bebida se propina una cucharada sopera cada hora.
Se usa también, y con mayor frecuencia que el tomillo, como condimento. Por ello recibe el nombre de salsa de pastor, que lo mismo vale en Cataluña que en Aragón y Navarra.
Un poco de historia
Probablemente, Dioscórides no llegó a conocer silvestre el verdadero serpol, tal como se entiende en la actualidad; pues aunque también se cría, aunque raro, en las altas montañas de Grecia, no solían remirarlas como nosotros los grandes simplicistas de la Antigüedad.
Sin embargo, parece indudable que en el Libro III, capítulo 42, Dioscórides se refiere con el nombre de serpol a una especie de este jaez, que, según su intérprete Laguna tiene los siguientes caracteres y propiedades: Hállanse dos géneros de serpol conviene a saber, hortense y salvaje. El hortense huele a mayorana, y suélense hacer dél guirnaldas.
Llámase en griego herpyllos, porque va serpiendo, quiero decir trepando por la haz de la tierra, y porque en tocando algún ramo suyo a cualquiera parte del suelo, allí hace luego raíces.
Produce las hojas y los ramos como los del orégano, empero más blancos. El que nace junto a los setos suele crecer más vicioso y más alto. El salvaje se llama zygis y éste no se humana por tierra, sino encarama hacia arriba sus ramos, los cuales son subtiles como sarmientos y muy poblados de hojas semejantes a las de la ruda, aunque más luengas, más duras y algún tanto angostas.
Sus flores son agudas al gusto y de olor muy suave. La raíz no sirve para cosa ninguna. Nace entre las piedras, este, y es mas caliente y más eficaz que el hortense, y para el uso médico más apto.
Bebido, provoca el menstruo y la orina. Es útil a los torcijones de vientre, a las rupturas y espasmos de nervios y a las inflamaciones del hígado. Ansí bebido como aplicado, resiste el veneno de las serpientes...
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