En la actualidad existe
en la sociedad un especial despertar e interés por las plantas
medicinales. Sin embargo ellas han estado presente a lo largo de toda la
historia del hombre. Mientras que unos descubrimientos se hacían
por “casualidades”, otros se
realizaban tras arduas,
duras y arriesgadas pruebas. Ello no quita la importancia de los
avances en materia científica
en torno ivestigaciones de las plantas medicinales.
Todas las veces
era el don de la observación en los animales que llevaba a conclusiones
y teorías. Así por ejemplo, observando a los perros comiendo
determinadas hierbas, se supo que éstos las comían para purgarse
sobre todo cuando no andaban bien del estómago.
Mientras que antiguamente
muchas de las creencias en las plantas medicinales eran
cuestión de fe,
en la actualidad están científicamente probadas las propiedades
y virtudes
de un gran número
de ellas. Actualmente, sin ir más lejos, se han examinado e investigado
un 4 % de las 220.000 especies de plantas fanerógamas. El otro 96
% está a la espera de
que la humanidad, a través
de los científicos de laboratorios, se decida a examinarlas. Pero
no todas las plantas medicinales tienen propiedades medicinales. Se estima
que
aproximadamente son el
10 %, los que nos da un total de unas 21.000 plantas con
propiedades medicinales
que aún, desgraciadamente desconocemos, con el agravante de
que la sociedad se siente
impotente ante enfermedades incurables como el cáncer, sida,
etc.
Nadie discute hoy en
día las grandes aplicaciones terapéuticas que se obtienen
de plantas tan conocidas como el áloe vera como cicatrizante y purgante,
el hiperico en tratamientos
antidepresivos, la caléndula
en problemas dermatológicos, el boldo en enfermedades
hepáticas, la
adormidera, el lúpulo, la digital, la belladona o el parásito
del muérdago. La
lista sería sin
lugar a dudas larga, de una serie de plantas que se han ido abriendo camino
en la farmacopea, entrando
a formar parte por medio de sus principios activos aislados, en muchas
composiciones, unas completamente naturales como son las cápsulas
o las
tinturas, y otras medicamentosas.
A principios de los setenta
Europa despertó un gran interés por las plantas medicinales.
Un interés que
fue creciendo paralelamente con una gran sensibilización por el
medio
ambiente y la ecología.
Los jóvenes fueron los encargados de poner el grito al cielo ante
la
invasión de productos
químicos en fertilizantes, abonos, fungicidas e insecticidas, y
ello
hizo que adquiriera gran
fama la palabra “BIOLÓGICO”. Si nos atenemos al significado
de la palabra biológico
como “Perteneciente o relativo a la biología” definiendo a la
biología como
la ciencia de la vida, llegamos a la conclusión de que todo aquello
que
definimos como biológico,
es tratado y elaborado con procesos completamente naturales
siguiendo las leyes naturales
que rigen la vida orgánica y los principios explicativos
fundamentales de ésta.
Un ejemplo lo tenemos
en los cultivos de horticultura o agricultura biológica. Se devuelve
a la tierra la materia
vegetal que produce, (las mal llamadas “malas hierbas), se enriquece y
abona la tierra con materia orgánica, humus, compost o abonos biológicos
procesados,
generalmente de animal
enriquecidos. Al mismo tiempo se tiene en cuenta detalles como la cohabitabilidad
entre especies con el fín de evitar plagas, etc. Pero si miramos
bastante hacia atrás, nos daremos cuenta de que muchos de nuestros
antepasados o incluso
abuelos, ya practicaban
los cultivos biológicos tanto en horticultura como en agricultura.
Ello, claro está,
era debido a que los abonos químicos, como por ejemplo el famoso
15 X
15 X 15, aún no
habían invadido el comercio a través de las grandes cooperativas
del
campo. Y si un campesino
pasaba una semana entera para abonar con estiércol de vaca,
oveja o caballo 7 hectáreas
de terreno de labranza, y llega un señor y le cuenta que con
unos cuantos sacos de
abono químico, se ahorra todo ese trabajo, pues es fácil
comprender la proliferación
de estos productos en la vida rural. Si encima a ello, añadimos
el gran descenso de animales,
sobre todo con la entrada en la C.E.E. entenderemos más
claramente el porqué
ante la escasez de materia orgánica, se implanta extensamente el
cutivo con abonos químicos.
En torno a las plantas
medicinales se mueven creencias, suposiciones, esoterismos,
investigaciones y mucha
sabiduría popular, sabiduría que en las grandes ciudades
está
prácticamente
desapareciendo, mientras que en las aldeas, pueblos y caserones todavía
quedan en labios de los
abuelos, pastores, ermitaños, curanderos y hortelanos una gran
sabiduría fruto
de sus experiencias y sobre todo de su trabajo en contacto con las plantas.
Mucha de esta sabiduría
pasa a los hijos y a los nietos, otra se sella en libros pero otra
desgraciadamente se pierde
cuando estas personas nos dejan para siempre. Del Médico
naturista chileno tenía
una frase como favorita en mis escritos: “La sabiduría se encuentra
en la naturaleza, no
en los laboratorios”. Y es ahí, en la naturaleza, donde se encuentran
los pastores de ovejas,
hortelanos, payeses, campesinos, curanderos, vaqueros, pastores y hombres
del campo a los que deseo acercarme en este viaje por toda España
con el fin de acercarme y escucharles y recopilar toda esa sabiduría
a lo largo de un año y medio
aproximadamente con el
fin de que no se pierda y sea legado de todos.
En mis cortos viajes
y excursiones por el norte de España pude comprobar la riqueza de
esta sabiduría
popular en zonas cercanas a los Pirineos, Picos de Europa y oras
poblaciones y regiones
cercanas a Asturias. Ello me empujó aún más a preparar
y
organizar un viaje que
recorriera la mayor parte de España conjuntamente con algún
experto en biología,
botánica y medios técnicos en video y fotografía.
El trabajo fue
arduo: llamadas de teléfono,
fax, correo electrónico, citas con empresas privadas,
instituciones, etc, etc.
El resultado me sorprendió a mí mismo y a todo el equipo,
por la
prontitud en que muchas
puertas se nos abrieron de par en par en forma de aportaciones,
ayudas y subvenciones.
Ello hace que nuestra responsabilidad sea aún mayor en realizar
un trabajo digno de formar parte de nuestra cultura.
Dede un tiempo atrás
la mayoría de las farmacias están icorporando cada vez más
remedios y medicamentos
de composición natural procedente de extractos vegetales. No
es de extrañar
que algunos herbolarios se sientan molestos al estarse introduciendo cada
vez más la venta
de hierbas a granel en algunas farmacias. Y es que lo natural convence
y despierta un gran interés en la mayoría de la población,
un poco desengañada de los
medicamentos agresivos
y llenos de contraindicaciones en muchos casos. Ello ha
incrementado la demanda
de plantas medicinales por parte de laboratorios, herbolarios y
empresas elaboradoras
de productos naturales tales como tinturas, cremas, cápsulas,
comprimidos o simplemente
tisanas mixtas. En la actualidad el 25 % de las especialidades farmacéuticas
procede de más de 4.600 sustancias naturales de origen vegetal.
En España, por ejemplo, se está importando la mayoría
de las plantas medicinales de paises donde la mano de obra es barata, mientras
nuestras plantas medicinales se abandonan.
Muchas de las plantas
medicinales con reconocido uso terapéutico o simplemente con
principios activos de
interés, se pueden sembrar con gran facilidad en nuestro pais, siendo
algunas de especies de muy bajo mantenimiento y consumo de agua como son
el orégano, la salvia, el romero, la manzanilla o el áloe
vera.
En otras especies, sin
embargo, es mucho más práctico, recolectarlas en estado silvestre
como es el caso de la
cola de caballo, la milenrama o el propio romero.
Actualmente en España
se estima que existe un 5 % de consumidores de plantas
medicinales, sea a través
de infusiones, decocciones, baños, inhalaciones o simplemente en
forma de preparados comerciales como cápsulas, tinturas o jarabes.
Sin embargo se
observa en los últimos
tiempos un creciente número muy progresivo y acelerado de
consumidores. No
en vano en España se han instalado en lo que llevamos de tiempo
120
laboratorios fitoterapéuticos.
Si el tema de las plantas
medicinales lo trasladamos a cifras, más de uno podemos
sorprendernos.
En EE.UU cada año
se extraen de plantas medicinales un valor de 3.000 millones de
dólares.
En 1985 el valor de las
medicinas procedentes de plantas medicinales sólamente en
paises de la OCDE se
elevaba a unos 43.000 millones de dólares al año. 1.500 millones
le correspondía
a España.
En España, existen
actualmente unas 35.000 personas que deben su trabajo y su
salario gracias a las
plantas medicinales.
Joan Sisa para ecoaldea.com