T U   R I N C Ó N   A L T E R N A T I V O   E N   I N T E R N E T

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E U C A L I P T O  (Eucalyptus globulus Labillandière)
     
    Nombres:
    • Genérico: Eucalyptus globulus Labillandière
    • Castellano: Eucalipto
    • Catalán: eucaliptus
    • Gallego y portugués: eucalipto, eucalito
    • Francés: gommier blanc, arbre à la fièvre
    • Inglés: fever tree, blue gum tree
    • Holandés: eucalyptusboum, koortsboom
    • Alemán: Eukalyptusbaum, Fieberbaum, Fieberheilbaum
    • Italiano: eucalipto

    Origen: Australia y Tasmania
    Número de especies: 130
    Parte medicinal utilizada: Hojas de ramas adultas y frutos para obtener AA.
    Altura: Hasta 40 metros y 100 metros en su hábitat natural
    Componentes principales: Flavonoides, aceite esencial (hasta 3%), cineol, alfa-pineno, eudesmol, canfeno, l-pinocarvona, mirtenal, carvona, alcoholes sesquiterpénicos, aldehídos, taninos, ácido elágico, eucaliptina.
    Propiedades medicinales: balsámico, expectorante, estimulante de las células secretoras de la mucosa bronquial, antiséptico, febrífugo, hipoglucemiante, astringente.
    Observaciones importantes: No se debe de utilizar en absoluto preparados que contengan eucalipto junto con el yodo.

     

    El eucalipto es un árbol polémico allí donde se implante. Sin embargo, a lo largo de todo este siglo las plantaciones con esta especie se han sucedido una tras otra y actualmente ocupan una amplia extensión del territorio nacional.
     El estudio de los efectos que el eucalipto induce sobre el medio natural es complejo y parece haber una gran controversia al respecto. En principio, toda alteración de un ecosistema natural provocará un desequilibrio cuya degradación dependerá en gran medida de su posible reversibilidad en el futuro. Un suelo, se verá degradado si sufre una pérdida o transformación de sus propiedades, que reviertan de forma irremisible en su fertilidad física o química. La influencia de la vegetación en estos procesos no parece ser fundamental, pero si se reunen determinadas características ambientales (determinado material originario, pluviosidad, topografía desfavorable,....) la presencia de un tipo de especies vegetales u otras favorecerá los procesos formadores de suelo o, por el contrario, los procesos degradantes.
    Sin embargo, los posibles efectos de este árbol sobre sus suelos no está todavía lo suficientemente claro. Por una lado, ecologistas y campesinos alarman sobre los efectos desecantes, acidificantes, esterilizadores y desmineralizadores del eucaliptal. Por otro, no hay estudios científicos en muchas zona que puedan verificar tales acusaciones y para la Administración  estas plantaciones son el “milagro” de la productividad por encima de cualquier consideración. Ante todo, hay que evitar caer en tratamientos simplistas a la hora de criticar las plantaciones de eucalipto, ya que lo que es recomendable en un lugar puede ser nefasto en otro, pero también hay que ser cautelosos con toda intervención en la naturaleza y realizar estudios de impacto antes de proceder a una plantación..

    Generalidades

     El eucalipto es un árbol perennifolio de la familia de las mirtáceas, que se caracterizan por la presencia de glándulas oleíferas en todos sus órganos. Es originario de Australia, Tasmania y Nueva Guinea con una dispersión natural en latitudes desde 7ºN a 43º39’S. En total, hay más de 600 especies diferentes, la mayor parte de las cuales son endémicas de Australia. En este continente, de hecho, el 90% de la vegetación está dominada por algún tipo de eucalipto. Dada la gran variedad de sus ecosistemas y la enorme diversidad del género, es posible encontrar eucaliptos adaptados a todo tipo de condicionantes ecológicos (FAO,1981).
     Por sus elevadas producciones potenciales (maderas de sierra, celulosas, leñas, postes, aceites esenciales...), por sus cualidades protectoras (fijación de dunas, pantallas cortavientos, desecación de terrenos encharcados....) o por sus valores estéticos (parques, lindes de caminos...), algunas de sus especies han sido introducidas y cultivadas en muchos países exteriores a su área de distribución natural.

     

    Introducción en España

     En Europa se dieron a conocer a lo largo del siglo XIX. Llegaban importados desde Australia por su exotismo y vertiginoso crecimiento. Pronto, esta última cualidad llamaría la atención de propietarios de terrenos en España, que veían en el magnífico árbol la solución a sus penurias económicas. En un principio, los resultados eran desiguales por la falta de conocimientos técnicos. Sin embargo, en poco tiempo estos impedimentos se solventaron y el eucalipto demostró su gran capacidad de aclimatación a los terrenos del país, incluso en los suelos demasiado degradados para otras alternativas (Noriega, 1987). Desde entonces, las plantaciones se hicieron frecuentes en toda España y hacia 1926, cuando el estado puso en práctica la Ley del Plan General de Repoblación Forestal, el rendimiento de este árbol quedaba fuera de toda discusión.
     La política repobladora ha tenido como un de sus objetivos principales, desde la aprobación del Plan General de Repoblación en 1941, el empleo de especies productivas en las repoblaciones forestales para abastecer a las industrias madereras (Aedo et al, 1990). El pino y el eucalipto han sido, por tanto, las especies más favorecidas en estos planes y ocupan actualmente una gran extensión en los montes. El eucalipto, con 550.000 Ha, representaba ya un 1% del territorio nacional en 1988, según los datos del Inventario forestal del eucalipto de ASPAPEL/EILA (Montoya,1995). Es interesante conocer que, con estos datos, España ocupa el tercer lugar, después de Brasil e India, en cuanto a superficie plantada por eucaliptos fuera de su lugar de origen (FAO,1981). En la actualidad, se encuentran en nuestro país dos regiones con importante presencia de estas plantaciones:
     *SO (Huelva, Badajoz, Sevilla y Cáceres, por este orden) con una preferencia por la especie Eucalyptus camaldulensis.
     *NO (La Coruña, Lugo, Pontevedra, Cantabria, Oviedo..) con preferencia por Eucalyptus globulus .
     E.camaldulensis es más tolerante a las heladas cortas, lugares secos y mal drenados que Eucalyptus globulus, que sin embargo encuentra su óptimo en la zona húmeda de España. La presencia de otras especies es minoritaria, encontrándose presentes en ensayos o experiencias muy localizadas E.resinifera, E.diversicolor. E.regnans, E.oblicua, E.mackearturi, E.delegatensis, E.dalrympleana, E.viminalis...(Calvo de Anta, 1992).

    . Eucalyptus globulus

     El Eucalyptus globulus fue descubierto por Labillardière en Tasmania en 1779. Su apellido se atribuye a la semejanza que tienen sus frutos con unos botones entonces de moda, llamados globulus (Ruiz,1979).
     Es un árbol de porte recto que sobrepasa frecuentemente los 50m. y los 1,50m. de diámetro. El mayor ejemplar que se cita en España es el eucalipto de Chavín (Lugo) con 80m. de altura y más de 6 m. de circunferencia en la base del tronco (Montoya,1995). Estas dimensiones se alcanzan en árboles de avanzada edad, aislados o en alineaciones, pero nunca en cultivos forestales, pues en estos se cortan para su aprovechamiento maderero cuando todavía tienen dimensiones bastante menores.
     Se caracteriza y reconoce fácilmente por su corteza, que se desprende en tiras tras permanecer colgando del árbol durante un cierto tiempo. Otro rasgo llamativo es su heterofilia (hojas jóvenes son opuestas, sentadas, acorazonadas, tiernas y afieltradas mientras que las maduras son alternas, pecioladas, falciformes y sin pelos). La copa no es demasiado frondosa y, por tanto, no ofrece abrigo de lluvia ni de sol. Contiene abundantes aceites esenciales que se explotan en la industria química y farmacéutica y sus flores son frecuentadas por las abejas que producen una miel de excelentes cualidades.
    Se le considera como la especie leñosa más difundida actualmente en el mundo, habiendo sido también el primer eucalipto que se extendió por el hombre fuera de su hábitat natural.
     Su distribución natural es muy reducida y se limita a la región S de Australia y Tasmania.
     En España se concentra más del 50% del población mundial de Eucalyptus globulus (FAO,1981). Su distribución se localiza básicamente en el Norte peninsular aunque también se ha ensayado con el en Andalucía y Extremadura

    Introducción  de Eucalyptus globulus en España

     Su entrada en Europa parece que se produjo hacia 1829 en Portugal. En España su primera cita se encuentra en Galicia en 1863. Aparentemente, se trataba de unas semillas que un fraile evangelizador mandó desde Australia a su familia en Tuy (Ruiz,1979).
     En un principio el interés de esta especie era botánico u ornamental. Más tarde, se empleó como árbol típico de lindes de caminos o fincas. Ya a principios de siglo, su elevada productividad, unida a su frugalidad y plena adaptación al territorio motivaron su utilización en repoblaciones con fin de aprovechamiento maderero. Su expansión desde entonces ha sido imparable. Por un lado, sus semilla germinan muy bien, tiene una estupenda regeneración a partir de los rebrotes de tallo y tocones y presenta un cierto carácter pirófito (no sólo resiste muy bien a los incendios sino que además les son favorables pues al regenerarse mucho más rápido que otras especies eliminan la competencia). Por el otro, tiene el beneplácito de la Administración que mediante su política forestal no sólo realiza importantes labores de “repoblación” (tanto en montes públicos como en montes comunales y privados) sino que también concede subvenciones y ayudas técnicas a los particulares que, vista la crisis en los sectores ganadero y agrícola, han visto la luz en una opción más rentable y menos trabajosa.

    Ecología

    Características climáticas

     Prefiere los climas húmedos y sin heladas. La temperatura media debe ser superior a 3ºC con el óptimo entre 10-15,5ºC. La pluviosidad anual debe ser de unos 500-1520 mm. repartidos con regularidad a lo largo del año (De la Lama,1976). Su distribución natural se localiza en climas templado-húmedos bastante parecidos a los que se dan en el Norte de España (ver tablas 1 y 2).
     Son limitantes de su crecimiento las heladas y las bajas temperaturas (que afectan de forma particular a individuos jóvenes, sobre todo en presencia de nieblas), los vientos fuertes y las sequías (FAO;1981). Tampoco se ven favorecidos por la sombra, por lo que soporta mal la cubierta o la competencia de otras especies.

    Características edáficas

     Es poco exigente en cuanto a suelos se refiere, pero para su óptimo desarrollo deben tener una cierta calidad.. Se da bien en suelos silíceos y poco arcillosos así como en suelos calcáreos con lavado previo de carbonatos. Sólo ve afectado su desarrollo en suelos salinos o suelos hidromorfos. También se apunta que las rociaduras salinas en las proximidades a la costa pueden ser un factor limitante (FAO,1981).
     Requieren un sustrato con un pH entre 5 y 7,2 pero pueden darse de forma satisfactoria a pH más bajos (Pintos,1979).
     Los suelos autóctonos del eucalipto en Australia y Tasmania apenas desarrollan el horizonte A. Tienen un potente horizonte E que contacta discontínuamente con un horizonte Bt con procesos de gleyzación (Guerra, comunicación personal).

    Características Altitudinales

     Su distribución es potencialmente litoral hasta los 500m. disminuyendo su productividad según se sube en altura (De la Lama,1976). En el Norte de España, y por actuar el frío como factor limitante, se planta desde los 0 hasta los 350m., aunque en climas más suaves y próximos al mar puede subir hasta los 550m..
     

    EFECTOS DE EUCALYPTUS GLOBULUS SOBRE EL SUELO.
     

     A todos nos es familiar las acusaciones de ecologistas y campesinos que inculpan al eucalipto de degradar de forma irreversible los suelos. Los problemas a los que se alude más frecuentemente son:
     *una acidificación extrema, con todo lo que ello implica para la estructura del suelo y para la microfauna y la flora.
     *un descenso del nivel freático,que afecta a cauces de agua, pozos, fuentes y provoca la desecación de cultivos en las inmediaciones de las plantaciones.
     *una pérdida sustancial de nutrientes, que deja empobrecidos a los suelos para un aprovechamiento posterior.
     *un descenso en la biodiversidad de los ecosistemas, que “esteriliza” a las plantaciones de flora y fauna autóctona y de microorganismos en el suelo.
     *una pérdida de suelo por erosión, que hace aflorar la roca en aquellas plantaciones que se realizan sobre terrenos inclinados.

     Por el contrario, los estudios científicos al respecto no sólo no se muestran tan catastrofistas, sino que, por lo general, tienden a desmitificar tales indicios. En España, la mayor parte de la investigación se ha realizado en los suelos de Galicia desde las universidades de Santiago de Compostela y de Vigo. También existe bastante bibliografía acerca de los eucaliptos en el SO peninsular, pero en este caso aluden al otro eucalipto de importancia en nuestro país, el Eucalyptus calmadulensis.
     Las conclusiones de los estudios gallegos son que, si bien no se puede afirmar nada con seguridad por el poco tiempo que llevan las plantaciones en España, Eucalyptus globulus no parece afectar de forma negativa al suelo o, al menos, no parece ser más perjudicial que las repoblaciones de pinos (P.radiata fundamentalemnte) o incluso que las formaciones “climácicas” de robles (Quercus robur). Estas conclusiones pueden ser perfectamente válidas para los suelos desarrollados sobre sustratos ácidos, como es el caso de Galicia. Sin embargo, las repercusiones del eucalipto en los suelos desarrollados sobre materiales carbonatados podrían ser diferentes de alguna manera y sus efectos no están lo suficientemente investigados.

    .Efectos acidificantes.

    Los reguladores de pH en el suelo

     La mayor parte de los sistemas terrestres son de carácter abierto con una dinámica de tipo sustractivo que provoca un lavado paulatino, por drenaje, de los elementos más solubles (cationes alcalinos y alcalinotérreos) a favor de los medios endorréicos. En consecuencia, la acidificación de los sistemas terrestres podría ser interpretada, en un principio, como una tendencia natural (Calvo, 1992).
     Esta tendencia puede presentar una cinética variada dependiendo de las condiciones climáticas, topográficas, del drenaje.. y del tiempo de actuación de los procesos de edafogénesis.
     El pH observado en un suelo, en cada momento, será la resultante entre procesos naturales de tendencia “acídica” (CO2, materia orgánica, formas reducidas de hierro, manganeso, nitrógeno, azufre, etc..así como procesos que actúan eliminando o diluyendo las sustancias de carácter básico) y procesos amortiguadores específicos de los diferentes ambientes edáficos (mecanismos reguladores que se originan por la propia naturaleza de sus componentes). En general, se puede afirmar que:
     *los medios controlados por silicatos o carbonatos sódicos presentan una reacción fuertemente alcalina, superior a 9.
     *los medios controlados por sulfatos o carbonatos de Ca, Mg y Na (en los que el Na no es dominante), el pH decrece ligeramente por debajo de 9.
     *los medios calcáreos tienen un equilibrio característico con un pH próximo a 8
     *los medios neutros, que se encuentran en la mayor parte de la Península Ibérica, aparecen tamponados en un intervalo de pH 6-7,5 debido a la presencia de CaCO3, arcillas 2:1 saturadas en bases, etc.
     *los medios con pH inferiores a 6 suelen venir caracterizados por la existencia de arcillas 1:1 más o menos saturadas.
     Mientras un sistema permanece controlado por alguno de estos componentes sus valores de pH no se modifican. Sólo cuando las “fuerzas ácidas” (y el tiempo, la pluviosidad, el drenaje..) consigan hacer desaparecer estos tampones se producirá un descenso del pH. En la naturaleza, estos procesos se producen normalmente a escalas de tiempo de cientos-miles de años. Por tanto, la mayor o menor sensibilidad de un medio ante un posible impacto ácido vendrá determinada por su propio estado ácido-base, la cantidad y naturaleza de sus agentes tampón y, en última instancia, de las características del nuevo sistema hacia el que se produzca su evolución (Calvo, 1992).
     Otro factor decisivo a la hora de interpretar los equilibrios ácido-base, es el papel que juegan los compuestos alumínicos. El aluminio es un elemento anfótero, que actúa como agente ácido en medios neutros y básicos y, por el contrario, es un consumidor de hidrogeniones en suelos ácidos. En estos últimos, actúa como un amortiguador frente a posibles entradas protónicas y, en tanto no se agoten los minerales capaces de dar iones alumínicos, está asegurado el pH en un rango de 4,5-5
     

    El efecto acídico del eucalipto

     Los tejidos vegetales tienen una serie de compuestos orgánicos con carácter ácido. El agua de lluvia que atraviesa las hojas o la corteza sufre un importante descenso del pH, y esta acidificación es más o menos acusada según el tipo de formación arbórea que se considere. En el eucalipto puede suponer hasta un punto menos de pH en el agua de pluviolavado con respecto al roble y una diferencia levemente menor para el caso del escurrido a lo largo del tronco. Este flujo del tallo, sin embargo, supone una concentración de la precipitación en las inmediaciones de las raíces del árbol de modo que la acción conjunta del lavado y la acidificación pueden ser causa de degradación extrema, llegando incluso a la podsolización (Calvo et al, 1979).
    En lo que se refiere a procesos biológicos productores de protones, no se conoce bien todavía la influencia de la vegetación. Los parámetros utilizados en los trabajos científicos para comparar el “potencial ácido” de distintas especies vegetales son la mayor o menor cantidad de microflora, la tasa de descomposición foliar, la producción de CO2, las relaciones bases/protones resultantes del proceso de desmineralización, la cantidad y tipo de ácidos orgánicos producidos, etc. En los estudios realizados en la Universidad de Santiago de Compostela por Calvo (1992) y Bará (1985) el potencial ácido de las distintas especies estudiadas (Pinus radiata, Quercus robur y Eucalyptus globulus ) varía en función de los parámetros empleados, no llegando, por tanto, a conclusiones definitivas. Así, por ejemplo, en lo que se refiere a la producción de ácidos orgánicos, las hojas de Eucalyptus globulus parecen indicar un mayor potencial ácido. Sus residuos orgánicos dan lugar a complejos organometálicos de gran movilidad ya que, como resultado del proceso de humificación, hay una mayor producción de ácidos fúlvicos de carácter ácido que se unen al Fe y el Al formando quelatos. Se favorece, por tanto, la presencia de un humus agresivo (pH de 3-3,5) que libera una gran cantidad de hidrosolubles degradantes de los minerales por ataque hidrolítico (Guerra, comunicación personal).
     En lo que se refiere a las relaciones bases/protones, es el eucalipto la especie con mayor incremento en la suma de bases en los horizontes superficiales. Una posible explicación de este hecho podría ser el mayor bombeo ejercido por las especies de crecimiento rápido sobre los iones básicos existentes en el subsuelo, parte de los cuales revertiría de nuevo en la superficie a través de la caída de la hojarasca.
     En general, el eucalipto presenta unas características acidificantes para el suelo que, sin embargo, no parecen ser significativamente importantes respecto de otras especies forestales de bosques o repoblaciones españolas, como los robles o los pinos (menos acidificantes los primeros y más los segundos, en comparación con el eucalipto).

    Efectos sobre el ciclo del agua.

     El efecto del eucalipto sobre el ciclo del agua es quizá uno de los más rápidos en ser comprobados. Como cualquier especie de crecimiento rápido, el eucalipto utiliza grandes volúmenes de agua (si está disponible) para producir en poco tiempo una importante cantidad de biomasa. En este sentido, Eucalyptus calmadulensis es mucho más agresivo que Eucalyptus globulus (Montoya,1995) y, en pocos años, plantaciones de pequeña extensión son capaces de desecar los terrenos de cultivos colindantes imposibilitando su aprovechamiento agrícola (Jornadas del eucalipto, 1978). En el norte los problemas no son tan acusados ya que la pluviosidad es elevada. Eucalyptus globulus se aclimata de forma bastante eficaz sin presentar excesivos problemas para los niveles freáticos.
     Hay diversos modos de interceptación del agua de precipitación:
      *absorción a través de las raíces, en la que Eucalyptus globulus es muy eficaz debido al fuerte desarrollo de su sistema radicular.
      *agua de pluviolavado o retenida por la cubierta vegetal. Es más acusada cuanto más escasa y repartida se produzca la lluvia, y diferente según la especie, densidad de población, altura, edad, etc..
      *evapotranspiración, característica de cada especie vegetal. En el eucalipto es muy elevada y es muy probable que, durante el periodo húmedo, la evapotranspiración de un eucaliptal sea muy próxima a la evapotranspiración potencial dado que no existen limitaciones de agua (Calvo,1992).
      *escorrentía o agua que circula superficialmente por el horizonte superior. Puede ser causante de importantes pérdidas de suelo por erosión, principalmente en terrenos inclinados, pero no afecta al nivel de los caudales de agua.
      *flujo de tallo o agua que escurre a lo largo del tallo. Se valora por la forma en que afecta a la distribución de agua en el suelo ya que actúa en un pequeño círculo alrededor de cada pie de planta donde puede suponer desde 2 a 8 veces la precipitación (Calvo et al, 1979). Probablemente son aguas que infiltran rápidamente hacia las capas más profundas del perfil.

     La extaordinaria productividad del eucalipto y los altos valores de evapotranspiración de sus hojas hacen del eucalipto un árbol con un enorme consumo de agua. La mayor parte de los estudios hacen una estimación global de este consumo en base a registros de humedad del suelo o al descenso de caudal de agua de las cuencas forestadas. Los resultados obtenidos sobre sistemas de eucaliptal son muy variables, con valores entre 400 y más de 1500 mm., dependiendo de la disponibilidad de agua (Calvo,1992). Estos valores quizá no representen un problema para los suelos de gran parte del norte de España, pero si pueden darse situaciones locales con condiciones relativamente edafoxéricas o años más secos de lo normal, en los que el eucalipto consume prácticamente el 100% de la precipitación. Entonces, Eucalyptus globulus, con su fuerte desarrollo radicular, compite ventajosamente con la vegetación que le rodea y puede afectar al nivel freático. Según la magnitud del proceso se pueden ver afectados no sólo los suelos de la plantación y los circundantes, sino que también puede suponer un descenso en el caudal de pequeños arroyos y las reservas de pozos y fuentes no demasiado profundos.
     Otras especies forestales de crecimiento rápido, como los pinos, presentan también grandes consumos de agua. No obstante, las tasas de evapotranspiración suelen ser siempre algo menores y el eucalipto es, comparativamente, el árbol de repoblación con mayor consumo de agua. De hecho, una de las razones por las que se empezó a utilizar el eucalipto en España, fue para desecar terrenos encharcados donde criaban larvas de mosquitos transmisores de la malaria. Esta característica es necesario considerarla siempre antes de acometer una plantación, pues puede suponer un fuerte impacto en aquellas zonas donde al agua no es especialmente abundante.

    Efectos sobre el ciclo de nutrientes.
     

     La principal fuente de nutrientes en los suelos es la roca madre. Desde que aflora a la superficie se van liberando sus elementos constituyentes por la acción sobre ella de los agentes climáticos (directamente por el agua de precipitación y la temperatura e indirectamente por una mayor o menor actividad de microorganismos, humedad, tipo de vegetación...). El contenido en elementos nutritivos de un suelo está en función, por tanto, de la naturaleza del material originario. Su estado, en un determinado momento, será el resultado de la acción de los distintos factores que han participado en su formación. A partir de un mismo material originario, el clima, los seres vivos, la topografía y el tiempo que haya transcurrido desde el afloramiento de la roca, permitirán el desarrollo de uno u otro tipo de suelo reuniendo características más o menos favorables para el asentamiento de la vegetación.

     El consumo neto producido por una determinada especie forestal es mucho mayor durante los primeros años de crecimiento que cuando ésta llega a alcanzar un cierto desarrollo. En formaciones equilibradas maduras llega un momento en que prácticamente se igualan las sustracciones con los aportes en forma de materia orgánica. Esto es igualmente válido para los eucaliptos, que en su medio natural dan lugar a suelos estables con un reciclaje de los elementos minerales a través de la hojarasca. Sin embargo, en las plantaciones de este árbol con fines industriales, los ejemplares nunca llegan a alcanzar edades elevadas. Habitualmente los tiempos de rotación de los cultivos eran de 58 años y permitían una cierta recuperación de nutrientes en el suelo. Actualmente, los ciclos se han reducido a menos de 20 años e incluso a menos de 10. Con estos cortos ciclos de corta los sistemas forestales con eucalipto suponen un descenso de las reservas del suelo que, además, se incrementa por la acción del drenaje al tratarse de una zona de precipitación intensa.
     La particularidad de los bosques de aprovechamiento es que buena parte de lo sustraído es definitivamente retirado y sólo una pequeña porción se recicla al sistema. De hecho, lo mismo ocurre con sistemas de aprovechamiento agrícolas tradicionales (maíz, patata, judías...) y éstos presentan balances netos de retirada de nutrientes del medio mucho más elevados (Calvo,1992), lo que hace imprescindible el abonado o el reposo de los terrenos para que puedan recuperar su fertilidad.
     Cuando se realiza una tala, por tanto, se provoca una retirada definitiva de nutrientes del suelo y, por lo tanto, una rotura del ciclo, que es mucho mayor cuando no hay restitución de residuos de la corta, incluidas las cortezas y ramas. Al margen de este tipo de impactos, las talas rasas son causa de otro tipo de efectos tales como el incremento de riesgos de erosión (al menos en regiones con lluvias torrenciales), cambios en las características y distribución del ciclo del agua, etc..
     Por otra parte, la intensidad de las operaciones de tala es una de las variables principales de los impactos provocados por las actividades forestales ya que, obviamente, cuanto menor sea el ciclo de corta tanto más fuerte es el desgaste producido. Sería interesante la realización de talas selectivas en varios turnos que permitiesen el reciclaje de un cierto nivel de nutrientes que fuera compensado con el lento avance de la alteración de los materiales geológicos.
     Las operaciones de clareo exhaustivo también han de considerarse en la retirada de nutrientes del suelo. Así mismo, habría que destacar el empobrecimiento del suelo cuando se procede a la quema de residuos vegetales previo a una plantación (esta práctica no es general pero si se ha dado frecuntemente). Los eucaliptos recién plantados se ven favorecidos por la fertilidad adicional y la falta de competitividad en los primeros momentos pero para el suelo supone un empobrecimiento en materia orgánica, incluida la que estaba incorporada al humus.
     Independientemente de los problemas generados por el sistema de aprovechamiento de los eucaliptales, determinadas características de la hojarasca que produce Eucalyptus globulus afectarán a la fertilidad del suelo por la alteración del horizonte orgánico. Este horizonte, en plantaciones de eucalipto, está formado únicamente por restos vegetales en vías de descomposición. La actividad biológica macroscópica está reducida, en comparación de horizontes similares bajo praderas o bajo robledales (lo que contribuye negativamente a la aireación y la remoción de tierra) y la relación C/N es alta, indicando una mineralización del N más lenta y una menor actividad biológica global. Todo ello, favorece la formación de un humus moder forestal e incluso mor activo (Pintos, 1979). La materia orgánica se degrada, por tanto, muy lentamente y, por su propia naturaleza constitutiva, libera gran cantidad de polifenoles que inhiben la mineralización de los compuestos orgánicos y la formación de complejos organominerales (Guerra, comunicación personal).
     El resultado de toda esta dinámica es una disminución de la cantidad y calidad de los coloides presentes en el horizonte orgánico, con la consiguiente reducción de la fertilidad por el descenso de la capacidad de intercambio catiónico global. Si, además, sumamos la eliminación de elementos minerales del sistema provocada por las talas de las plantaciones, se podría afirmar que los eucaliptales tienen un efecto degradativo en el ciclo de los nutrientes del suelo. Sería interesante, en este sentido, olvidarnos de Eucalyptus globulus como una especie de “repoblación” y considerar sus plantaciones como un cultivo más, al que habría que fertilizar cada cierto tiempo para no comprometer su futura productividad.

    Efectos sobre la Biodiversidad

     El eucalipto es un árbol muy eficaz en la competencia con otras especies vegetales. En Australia se encuentra dominando la mayor parte de las formaciones naturales y compone ecosistemas de extraordinario valor ecológico.
     En los países donde es alóctono, sin embargo, suele caracterizarse por su agresividad respecto a posibles especies acompañantes. Compite ventajosamente por el agua y los nutrientes y sus hojas exudan sustancias alelopáticas que impiden la germinación de gran número de especies vegtales. Por otro lado, las tareas de preparación del terreno para la siembra, despojan a éste de toda vegetación anterior. La perturbación del suelo y las modificaciones que introduce el eucalipto en el sistema bastarán para reducir considerablemente la diversidad de la vegetación, máxime cuando se realizan tareas de aclareo de matorral cada par de años en un intento de mejorar la productividad de los eucaliptales (algo bastante frecuente).
     La capacidad de la vegetación para recuperar su orignalidad tras una plantación dependerá directamente de las características del suelo y de la climatología. Los suelos más profundos y eutróficos bajo climas húmedos verán facilitada la restauración de sus condiciones originales, al poseer una importante fuente de recursos nutritivos y no tener restricciones importantes de agua.
     La fauna también se ve afectada por los eucaliptales. Eucalyptus globulus no tiene hojas o frutos apetecibles para nuestra fauna ni tampoco ofrece sombra donde cobijarse. Sólo las abejas se han adaptado, aprovechando el nectar de las flores para producir una estupenda miel.
     La macrofauna del suelo (lombrices fundamentalment) también está reducida (Pintos, 1979) incidiendo directamente en la remoción de tierra y en la aireación de los horizontes superficiales. Por otro lado, la microbiología del suelo también se ve afectada, registrándose una disminución de la actividad biológica mientras (Pintos 1979, Bará 1985, Calvo 1992).
     Las consecuencias de esta diminución de diversidad en los suelos son:
      *una menor calidad y cantidad de materia orgánica, al eliminar a especies formadoras de humus favorable y retirarlas del sistema.
      *una estructuración de menor calidad en los horizontes superiores por disminución de la macrofauna.
      *un enlentecimiento de los procesos de descomposición de la hojarasca y de mineralización de la materia orgánica, por la reducción cuantitativa y calitativa de las microflora y microfauna.
    Efectos sobre la erosión.

     Los eucaliptos pueden llegar a causar serios problemas de erosión en los suelos. Estos procesos erosivos son muchas veces consecuencia de una falta de planificación y/o conocimientos a la hora de realizar las plantaciones.
     Las labores propias de la siembra del eucalipto implican una retirada previa de la vegetación autóctona ya que los jóvenes brotes son bastante sensibles a la competencia. Por otro lado, el tránsito de maquinaria pesada para el aterrazamiento, puede causar considerables cambios en las propiedades físicas del suelo, incrementando la compacidad y, por tanto, reduciendo la porosidad y la capacidad de infiltración del agua en el suelo. Estos primeros momentos, sobretodo si es la época húmeda y las lluvias son abundantes, son especialmente críticos por la alteración de los horizontes más superficiales del suelo y la falta de vegetación capaz de fijarlo.
     Por las mismas razones, otro momento crítico para la erosión son las talas rasas de las plantaciones, cuando el suelo queda de nuevo al descubierto y las máquinas vuelven a hacer su aparición para llevarse el “botín de la madera”.
     Al margen de estas consideraciones, hay suelos más erosionables que otros. En concreto, los suelos de terra fusca sufren especialmente los procesos erosivos y se ven muy afectados por las plantaciones de eucalipto. En estos suelos el horizonte Bt está totalmente saturado de iones Ca++(y Mg++) y la arcilla está floculada. El agua de lluvia, con un pH relativamente ácido (y algo más de lo normal cuando atraviesa la hojarasca del eucaliptal), reacciona con la roca caliza cuando contacta con ella provocando una brusca subida del pH (hasta valores de 10). En estas condiciones las arcillas se peptizan formando una película barrosa que actúa como un espejo deslizante sobre el que, literalmente, el suelo se desliza ladera abajo. Es un proceso de erosión acelerado y para volver a formarse el suelo harían falta miles de años.
     Por todo lo expuesto anteriormente, las plantaciones de eucalipto no son nada favorables en los terrenos con una cierta inclinación y, en cualquier caso, se podrían mitigar parte de los procesos erosivos con una eliminación sólo parcial de matorrales en las parcelas y con talas escalonadas y selectivas donde se vayan retirando los árboles progresivamente.
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