L A   M E D I C I N A   N A T U R A L   A L   A L C A N C E   D E   T O D O S


      EcoSalvia, balance de un primer año (2003)

    Un año puede pasar volando o ser eterno. El 2003 a EcoSalvia le pasó volando, imaginamos que por el hecho de trabajar en plena naturaleza para nosotros mismos, creando, sembrando y cultivando, realizando siempre tareas de nuestro agrado, dueños de todo nuestro tiempo desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, compartiendo, aprendiendo y enseñando, lo cierto es que el año pasó rápido. Durante este 2003 hemos puesto los cimientos de EcoSalvia, hemos aprendido observando la propia naturaleza, adaptándonos al lugar, su clima, sus estaciones, las tradiciones del lugar y sobre todo hemos creado algo que todos deseábamos: una comunidad solidaria y autosuficiente capaz de vivir de su energía, de sus recursos sin tener que depender de los grandes patrones y de la especulación del sistema en el que por un puñado de monedas compran tu tiempo y tu libertad para hacerse ellos más y más ricos.

    Muchas han sido las personas que nos han visitado, en encuentros, actividades o cursos que hemos impartido o con carácter de voluntario unos días de convivencia y muchas han sido las personas que nos han escrito correos electrónicos o telefoneado con un gran interés en cambiar sus vidas y encontrar su ecoaldea o estilo de vida autosuficiente. Después de este primer año de EcoSalvia, después de otras muchas experiencias de toda índole os podemos decir de todo corazón que ese proyecto, ese sueño que muchos ansiais y deseais es posible, que funciona y puede ser una realidad. De repente todo cambia, el simple contacto permamente con la naturaleza te transforma, te abre todos los chacras y despierta en tí el sentido de la autosuficiencia. Cuando este proyecto estaba en nuestros corazones muchos de nosotros estábamos como ser individual dentro del sistema por completo y ahora estamos apiñados, agrupados en un mismo fín: una vida plena, sana, natural, sin prisas, sin ambiciones económicas, una vida con un sentido, de contacto con la tierra, las plantas, los animales, una vida llena de color, aire y luz. Queremos con estas palabras animaros a emprender vuestros sueños y proyectos similares en cualquier parte del mundo, porque es posible hacerlo realidad. Cierto día nos llamó una mujer que deseaba cambiar de vida, dejar  la ciudad y vivir una vida diferente en el campo.... Lo sorprendente es que a ella le parecía casi imposible porque solo disponía de 240.000 euros y aseguraba que con ese dinero no podía comprarse nada. Qué grandes miedos y temores nos ha inculcado el sistema con tal de tenernos atrapados en sus redes!. El poder llevar a cabo un proyecto de ecoaldea entre un grupo de personas o una pareja no debe de estar nunca superditado al dinero. Hay muchas posibilidades factibles y posibles de emprender este tipo de proyectos sin la necesidad imperante de tener cierto capital para comprar. ¿Dónde está tu fe a la hora de emprender un proyecto de este tipo? ¿En el dinero que posees o en los recursos que generarás con ayuda de la propia tierra y de tu creatividad?. Es muy fácil ir de ecologista por la vida con un montón de euros en el banco para poder comprar todos esos productos carísimos de los herbolarios y tiendas de dietética y decir que comes sano y biológico, pero lo cierto es que así solo llegas a ser un mero consumista más de este sistema. Lo valiente y real es cuando te enfrentas a la capacidad de despertar en tí todas esas virtudes y cualidades en por ejemplo cultivar la tierra, hacer artesanía, elaborar tu propio pan o jabón, obtener tus propios alimentos... Mucha gente quiere hacer este cambio de vida entrando en una ecoaldea a su medida y lo cierto es que no hay tantas ecoaldeas como para escoger, aunque siempre tienes la posibilidad de crearla a tu gusto con otras personas afines a tus ideas o filosofía. La nuestra era muy simple: máxima autosuficiencia, vida en el campo lejos de las ciudades y sus malolientes humos y ruidos eternos, siendo felices con el simple hecho de tener para comer y cubrir ciertos gastos con artesanía, productos y otras labores siempre realizadas en nuestra comunidad. Los hay que desean ir a una ecoaldea arrastrando una gran hipoteca, o seguir yendo a un gimnasio de pago, o seguir llevando una vida llena de costumbres típicas de la vida en la ciudad. La vida en una ecoaldea es radical, así de claro. O te metes de cabeza o mejor sigues en la ciudad con tu trabajito o negocio. El amor al dinero hace que muchas personas no puedan realmente iniciar ese sueño porque no pueden desengancharse.

    Otro de los grandes miedos de muchas personas para dar el salto es el fatídico futuro, ese apestoso día de mañana que tanto nos machaca el sistema ofreciéndonos planes de jubilación, seguros de vida, seguros de casas, bla, bla, bla... ¿Y el presente? Qué ocurre con tu vida hoy?. ¿La estás disfrutando? Muchas personas temen que al entrar en una ecoaldea o emprender un proyecto desligado del sistema, se quedarán sin recursos y sin dinero y los miedos les invanden y carcomen. Las personas que avalan sus proyectos de vida en el campo autosuficiente con el dinero no son las que más triunfan y puedo reafirmarlo por varias que conozco que emprendieros proyectos similares con muy poco capital y que nunca les ha faltado de nada, más bien nadan en la abundancia al no tener necesidad de comprar casi nada de los alimentos que se necesitan. Ponemos un ejemplo claro y real: el de EcoSalvia. en enero del 2003 iniciamos el proyecto en Pirineos catalanes con una aportación de cada uno de 3.000 euros. El resultado actual no podía ser mejor: tenemos una despensa llena de alientos propios, conservas, embutidos, patatas, cebollas, ajos, confituras, huevos, gallinas, conejos que no paran de criar, productos propios para vender en los mercados artesanales, nuestros propios aceites esenciales, hierbas medicinales, setas, un espléndido huerto lleno de vegetales, nuestra propia harina y nuestro propio pan integral, nuestro jabón, nuestros zapatos, nuestros remedios, y por supuesto nuestros ingresos gracias a nuestra creatividad... Ah! y nuestra propia música. Qué más desear cuando te sientes feliz y en la mesa hay abundancia? ¿Más dinero? Claro! Esa es la trampa del sistema: ganar más dinero, ganar más y gastarlo, consumir y consumir para volver a ganar o quizás porqué no invertir especulando en inmobiliaria o en la bolsa con empresas que fabrican armas o químicos...

    Cuando realmente deseas retirarte de una vida sin sentido no hay miedos que lo impidan y si los hay se tiene la fuerza para afrontarlos, pero lo que no ocurre es quedarse en un piso cerrado mirando a través de una ventana el gris cielo o la tapia del edificio de enfrente. Vivir de una forma distinta pero plena es de pioneros y desapegados. No se puede cargar en la mochila tantos deseos y apegos del sistema cuando emprendes el viaje... Te lanzas y punto. Y lo haces porque hay algo muy fuerte dentro de tí que te empuja a hacerlo, a desearlo. La vida en una ecoaldea se está convirtiendo en una opción alternativa de vida para muchas personas desesperadas, vacías, incomformistas y hastiadas de este sistema gigantesco y poderoso. Pero la pregunta que muchos se harán tiene miga: ¿qué es realmente una ecoaldea?

    Por desgracia muchas cosas sanas acaban en el mercado de la moda y de la especulación. Triste es ver, por ejemplo, como llaman ecoaldea a negocios de zonas residenciales de bioconstrucción donde pasan los fines de semana los matrimonios o parejas estresados de la vida en la ciudad, o ciertos tipos de proyectos de comunidades en el campo pero sin contar con el campo, o esos negocios de carácter esotérico en plena naturaleza en los que hay mucha sala de meditación y yoga, gimnasio y un sin fin de actividades y cursos de iluminación y poder interno y soluciones para cada chacra pero sin embargo no hay ni un solo palmo de huerto cultivado. ¿Qué es una ecoaldea? Una ecoaldea no tiene sentido sin una relación estrecha con la tierra. Una ecoaldea ama, cuida y trabaja la tierra. Una ecoaldea sin agua no es ni será jamás una ecoaldea plena, porque el agua es vida, el agua es alimento. Podríamos decir de manera sencilla que una ecoaldea es una aldea ecológica compuesta por varios individuos que comparten ciertos bienes, trabajos y servicios sin llegar a perder su espacio vital. Lo que ocurre es que hoy en día se está abusando tanto de palabras como "biológico", "ecológico" o "natural" que uno llega a hastiarse de estas modas, porque ¿es que acaso no era biológico el huerto de nuestros antepasados y sin embargo no le llamaban así? Lo que pasó es que la gran industria química de nuestro siglo, no contenta con envenenar nuestra salud con medicamentos de síntesis químicos, empezó a pensar en lo rentable que supondría vendernos productos químicos para el campo, para la alimentación de los animales, para la conservación de los alimentos, para combatir plagas, etc... y entonces nació lo ecológico y lo biológico.

    El tema de las ecoaldeas me recuerda mucho a la época "hippie" en la que varias personas se unían para compartir vivienda, gastos etc... Pero lo cierto es que el tema de las ecoaldeas está despertando un gran interés en todo el mundo como consecuencia de muchas frustraciones, insatisfaciones generales y otros factores internos de búsqueda de felicidad. Uno se mete en la sociedad de consumo de cabeza, trabaja todo el día y al final del mes recibe unos euros con los cuales paga unos metros de hormigón donde vive, unos alimentos de pésima calidad, y otros gastos adicionales si es que le llega. Y eso lo hace día tras día, año tras año, hasta que ocurre que muchos se dan cuenta del vacío interior y de su insatisfación, de que no crean nada pues todo se compra con dinero, de que no tienen tiempo ni de hacer música, ni de pasear por la montaña, ni de cultivar sus propios alimentos, en fín que uno se siente un inútil consumidor más, en un sistema en el que los ricos parece ser son los únicos que viven bien, y es entonces cuando se plantea cambiar radicalmente, se rasca la cabeza y estudia posibiliades. ¿Un negocio propio? ¿Vivir en un puebletito más tranquilo? ¿Una ecoaldea? Pero las preguntas más preocupantes vienen después: ¿De qué viviré?. ¿Qué hago con la hipoteca o el préstamo o el piso?. Me encanta la respuesta que Jesucristo dio a sus discípulos cuando le preguntaron qué comerían y qué vestirían.... Les dijo sencillamente que se preocuparan primero del reino de Dios y que los demás vendría por añadidura, y acabó con esta frase: "...basta a cada día su propio mal". O sea, que ¿para que´preocuparse tanto por el futuro si no somos capaces de vivir y disfrutar el presente?. Y no cabe duda de que una manera de disfrutar el presente es hacer aquello que el cuerpo y el alma nos pide a gritos: vivir de una forma diferente y sentirnos útiles. Las preocupaciones de esta sociedad de consumo de los occidentales son como sacos de piedras cargados a la espalda: si uno no es propietario de una casa no es nadie. Y es así como muchas personas se han hipotecado hasta el cuello con tal de poseer unos cuantos metros cuadrados de hormigón en una ciudad ruidosa y de mal respirar en la que no acaban de sentirse felices. El hombre no está hecho para vivir eternamente en el asfalto alejado de la naturaleza. Por supuesto siempre hay especímenes raros de esos que se sienten uña y carne con ese tipo de vida, pero la tierra es inmensa y no se acaba de entender como es posible que millones de personas se apiñen en las ciudades sin más remedio porque es "donde hay trabajo, hospitales, cines, institutos, universidades...". ¿De qué carajo te sirve todo eso si no eres feliz internamente?.

    Una ecoaldea es todo lo contrario, en una ecoaldea lo primero es la felicidad interna del individuo y de todo el grupo o comunidad.
    En una ecoaldea la tierra está siempre presente, en una ciudad solo hay asfalto y jardines de pago.
    En una ecoaldea el aire es puro, en una ciudad maloliente, irrespirable.
    En una ecoaldea el agua es pura, sin cloro, sin depurar, en la ciudad el agua es tratada y vomitiva y hay que comprarla.
    En una ecoaldea llegas a conocer el silencio, la música... en la ciudad todo es ruido y la música se paga.
    En una ecoaldea cultivas tus propios alimentos sin venenos, en la ciudad todo se compra con venenos y manipulado.
    En una ecoaldea eres dueño de cada hora y minuto del día de tu tiempo, en la ciudad debes vender tu tiempo a cambio de unos euros.
    En una ecoaldea ves por la noche las estrellas, en la ciudad solo ves farolas
    En una ecoaldea tus pies pisan y sienten la Madre Tierra, en la ciudad siempre andas sobre asfalto.
    En una ecoaldea te sientes útil y participativo, en la ciudad eres un número de la seguridad social.
    En una ecoaldea el trabajo es placer y creatividad, en la ciudad es obligación y odioso.
    En una ecoaldea el amanecer te dice mil cosas, en la ciudad apenas lo ves.
    En una ecoaldea todo se recicla y no hay basuras, en la ciudad los contenedores apestan y hablan por sí solos
    En una ecoaldea el espacio es infinito, en la ciudad es agobiante.
    En una ecoaldea el mañana no existe, en la ciudad es una paranolla.
    En una ecoaldea los impuestos son tus sudor, en la ciudad te comen vivo.
    En una ecoaldea tu opinión cuenta, en la ciudad debes de llamar a un 906.
    En una ecoaldea la TV no tiene cabida, en la ciudad es quien gobierna los hogares.
    En una ecoaldea la jubilación nunca preocupa, en la ciudad es una inseguridad y gran preocupación.
    En una ecoaldea la solidaridad es un hecho real cotidiano, en la ciudad es cosa de ONGs.
    En una ecoaldea la creatividad aflora en cada individuo constantemente, en la ciudad despertar la creatividad cuesta dinero
    En una ecoaldea... sí pero es muy posible que todavía no tengas claro qué es una ecoaldea. Es comprensible porque creo que ni yo aun lo sé. ¿Quien define lo que es una ecoaldea? ¿Cómo se monta una ecoaldea? ¿Cuánto dinero hace falta para integrarse en una ecoaldea de forma permanente?. Lo cierto es que muchas de esas preguntas a mi ni se me ocurrieron, más bien me dejé guiar por la fuerza que hay dentro de uno y tiré "palante" y busqué, indagué, viajé, probé de voluntario, de pionero, pero siempre mirando mi objetivo, y encontré lo que buscaba porque cuán cierto es que el que busca encuentra y qué mal se debe de pasar incando el codo en una fría mesa de un piso de ciudad dándole vueltas a la cabeza con "no sé si hago bien", "y si me quedo sin nada y en la calle?", "qué dirán mis padres y amigos", no creo que pueda conseguir salir de aquí", "no creo que eso exista", y un montón de paranoias y excusas que frenan nuestros pies en la búsqueda interna

    Para mí una ecoaldea puede ser sencillamente tres personas, por ejemplo, bien avenidas, unidas, viviendo en el campo, compartiendo tareas, proyectos, ilusiones y disfrutando juntos la naturaleza. Una ecoaldea no es un centro donde se imparten cursos esotéricos de iluminación y se vive del aire, una ecoaldea es ante todo tierra, se trabaja la tierra, se vive de ella... No confundamos los centros de terapias diversas o las comunidades espirituales con las ecoaldeas, aunque mejor después de este lío, si buscas entonces busca a personas y si te placen únete a ellas y si comulgais en muchas ideas y forma de vida y conseguís vivir en armonía, paz y amor, entonces habrás fundado o encontrado una ecoaldea. Es inaudito ver como se catalogan o autodenominan como ecoaldeas a puros negocios especulativos dentro del mundo inmobiliario. Zonas residenciales ecológicas que cuestan un ojo de la cara, parcelas rodeadas de un medio ambiente degradado y contaminado, chalets tipo bioconstrucción para ricos...

    Mi experiencia a los largo de unos 20 años en el mundo de las ecoaldeas y comunidades rurales me ha hecho un ser bastante excéptico y alejado de las organizaciones y asociaciones de todo tipo relacionadas con las ecoaldeas y la agricultura biológica porque me dí cuenta que la mayoría de ellas van a sacarte el dinero, unas veces por un simple sello de garantía, otras para pertenecer a una simple red internacional. Si el sistema me decepcionó por muchos de estos aspectos, obviamente no vly a intentar copiarlos a otra escala cambiándole el nombre simplemente. Yo soy de los creo en el autogobierno y la autosuficiencia y la independencia incluso a estos niveles. Muchas organizaciones, asociaciones y ONG se estancan en charlas, reuniones, permisos burocráticos y discusiones y ocupados en oficinas con el culo sentado mientras crecen en el mundo las preocupaciones y las necesidades. Sinceramente: me harté de ellas y no digo que por ejemplo la Red Iberoamericana de Ecoaldeas no sea positiva, pero creo también que hay muchas especulaciones detrás en nombre de lo ecológico, especialmente en torno a la bioconstrucción. Es por ello que al final lo que sí nos ha funcionado es la autonomía total, la autosuficiencia y la independencia absoluta de estos organismos. Recuerdo una vez en Ibiza, cuando llevaba unos meses arrancando un proyecto de agricultura y horticultura biológica que me llegaron los de Vida Sana en plan ejecutivo casi para convencerme de la necesidad de adquirir el sello de garantía de productos biológicos. Lo cierto fue que para conseguir ese sello había toda una cadena de pasos burocráticos como estar dado de alta como autónomo, estar inscrito aquí y allá y un sin fín de legalidades y como resultado de mi gran mareo opté a los pocos días por seguir tan feliz como estaba con mis productos tan biológicos o más que los que presumen de sello.

    En lo referente a nosotros, el espacio que disponemos de vivienda no nos permite ampliar más que a un nuevo miembro en estos momentos, estamos abiertos a encuentros y otras actividades de intercambio e incluso tenemos proyectos para impulsar nuevos grupos de personas que deseen formar una ecoaldea con nuestros contactos, experiencias, etc... Lo que sí podemos deciros a los que buscais y deseais ese cambio es que es posible realizarlo, que no es cuestión de tanto dinero ni de reuniones interminables nocturnas y que muchas veces lo que es necesario simplemente es levantar el culo de ese maldito sofá del piso, de desconectar la caja tonta y de hacer rutas y visitar lugares y sentirlos. A la hora de leer esto si no ha pasado el 1 y 2 de mayo del 2004 tienes la posibilidad de acudir a un encuentro en Ecosalvia. Más información

    Joan, Abu, Loyola, Susa (EcoSalvia)

      Joan Sisa


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