Í N D I C
E D E P LA N T A S M E D I C I N A
L E S
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Paleofitogeografía
Ibiza
es una isla de origen continental que emergió con los movimientos
orogénicos terciarios al tiempo en que se constituía definitivamente
la Cordillera Penibética. Representa, por tanto, una continuidad
de la cordillera
peninsular
hacia el E, al igual que el resto de las Baleares (exceptuando la zona
N de menorca). La historia
geológica
de Ibiza se conoce con bastante detalle ya que la gran variedad de rocas
y fósiles en los diferentes
estratos
que se encuentran en su fisionomía ofrece una gran cantidad de información.
A través de ellos se ha
demostrado
la existencia de los distintos ambientes en que se ha encontrado el territorio
insular (terrestre, marino y lacustre) y se ha podido seguir su evolución
histórica. El espacio donde se inicia la historia geológica
del archipiélago balear se sitúa durante el Paleozoico, cuando
comienzan a separarse la placa ibérica de la africana y de las microplacas
de Alborán y Adria y cuya consecuencia fue la formación del
mar de Tethys. Durante el secundario todo el territorio que conocemos ahora
estaba sumergido bajo este mar. En la época del Trías tuvo
lugar una masiva sedimentación de materiales dolomíticos
y calizos en tres capas diferenciadas que se relacionan con el dominio
geosinclinal de las Cordilleras Béticas. Estos sedimentos, con unos
150 m. de espesor, son los más antiguos que se registran en la isla.
En el Jurásico continuaron las deposiciones de naturaleza calcárea
con dolomías y calizas dolomíticas que por su composición
se relacionan paleogeográficamente con la plataforma citrabética
que bordea la Meseta ibérica de E a SE . En el Cretácico
Inferior se dan tres dominios de sedimentación de calizas que también
se corresponden con los que se encuentran en las Béticas. Durante
el Cretácico Medio las zonas pelágicas del Tethys, con el
geosinclinal Bético Balear, empiezan a perder profundidad y hacia
el Cretácico Superior sucede otra importante deposición calcárea
y margosa. En el Paleoceno sucede un plegamiento que hace retirarse al
mar hacia el S y por primera vez la isla emerge del agua. Queda integrada
en un gran masa continental que unía el Levante de la Meseta castellana
con las tierras de igual historia en Francia. Sucede entonces una intensa
fase erosiva que denudó gran parte de los materiales de esta época,
quedando a penas restos de ella en la actualidad. En el Eoceno las tierras
emergidas sufren contracciones con movimientos de fallas y continúan
los procesos erosivos. El mar vuelve a inundar parte del territorio y aparecen
importantes zonas lacustres. Por entonces, se daba una flora tropical que
pobló los aledaños de estos lagos con praderas de carrizos
(Phragmites sp.), espadañas (Typha sp.), helechos (Driopteris dalmatica
Heer, Acrostischus lanzcarum Roid.) y palmeras (Sabal major Unger, Phoenicites
pseudosylvestris Saporta) junto con secuoias (Sequoia langsdorfi Unger),
encinas (Quercus alaena Unger), árbol de la canela (Cinnamonum polymorphum
Heer), árbol del amor (Cercis siliquastrum L.), laureles rosas (Nerium
balearicum Hermite), magnolias, árbol del caucho (Ficus sp.), arrayanes
(Myrica sp.), arces, nogales, etc... En el Oligoceno Superior el mar vuelve
a retroceder hacia el sur y las aguas continentales arrastraron gran cantidad
de materiales (conglomerados, areniscas, etc..) que colmataron los lagos
y zonas empantanadas. La flora era parecida a la anterior con espadañas
y carrizos aunque con una composición específica diferente.
Seguían dándose palmeras (Phoenicites sp. y Sabalites sp.).
Los helechos fueron muy numerosos con Lygopodium gaudini Heer y también
se daban arrayanes variados y abundantes, con Myrica faya Aitk., M. balearica
Arenes, M. aranesi Depape junto con árboles de mayor porte: sauces
(Salix angusta Saporta), nogales (Juglans acuminata Al. Bronn.) hayas (Fagus
pliocenica Sap.), encinas (Quercus drymeia Unger), castaños (Castanea
balearica Arènes), laureles con Laurus praecellens y la forma actual
de Laurus balearica Arènes, Zanthorylum balearicum Arenes, Sapindus
bilinicus Ettinsgh., Diospyros brachysepala Al. Brunn. Los abetos se asomaban
ya sobre estas tierras, aún cálidas, con Abis ramesi Sap.
Y, finalmente, una especie que aún subsiste en la isla, Pistacia
terebinthus L. Las aguas continentales del antiguo Macizo del Ebro llegaban
hasta estas zonas en parte semipantanosas y el mar del Burdigalense inferior,
de salinidad normal, emplazado al Sur, se imponía a veces sobre
tales formaciones de manera lenta y tranquila, pues en los afloramientos
de Bini pueden observarse como lechos lagunares, margosos, pasan a estratos
calizos marinos, repletos de algas del grupo de las Melobesias, revelando
la escasa profundidad de sus aguas. Por tales motivos se deduce que el
continente Eoceno-Oligoceno no se había desmembrado aún (Colom,
1978). Sobre estos materiales se depositaron más tarde y de manera
brusca los conglomerados de base de la gran transgresión burdigalense
(Mioceno Inferior),
erosionándolos
en alto grado. Ibiza se encontró de nuevo completamente sumergida
bajo el mar y el antiguo
continente
Eoceno-Oligoceno comenzó a disgregarse. El esplendor de la fauna
y flora tropical que había gobernado hasta entonces desapareció
ya que a continuación se iniciaron los destructores
Flora
fósil del Burdigaliense Inferior en Mallorca. 1.Persea balearica.
2 Fagus pliocenica. 3 Quercus drymeja. 4
Myrica
balearica. 5 Pseudopanax balearica. 6 Typha sp. 7 Zantoxylum balearicum.
8 castanea balearica. 9 salix angusta. 10 Leucothoe balearica. 11 Machilus
balearicum. 12 Nerium oleander. 13 Myrica faya. 14 Lygodium cf. gaudini.
15 Proteoides sp. Tomado de Colom, 1978. movimientos de la orogenia alpina
que transformaron todo el dispositivo paleogeográfico del área
balear y las temperaturas comenzaron a descender en todo el Hemisferio
N. La tectónica mayor interviene afectando a los terrenos comprendidos
entre el Muschelkalk y el Langhiniense Inferior. Es una tectónica
tangencial, responsable de los pliegues orientados N-O con imbricaciones
que provocan la superposición de tres unidades estructurales con
cabalgamientos del SE al NO y que dan lugar a los relieves actuales formando
las unidades de Aubarca, Llentrisca-Rei e Ibiza. Otra fase de contracciones
sucede entre el Langheniense Inferior y el Tortoniense y va seguida de
una erosión importante. En el Tortoniense el mar retrocede y deposita
calizas claras que se pueden ver aflorando en el NE de Ibiza. En este momento
las Baleares debieron estar unidas entre sí y con la Península
Ibérica constituyendo un vasto promontorio. No obstante, a partir
del Mioceno Superior este promontorio se ve
afectado
por grandes fallas verticales y por importantes desgajamientos que provocan
la insularidad de las
Baleares.
El mar tortoniense era poco profundo y de salinidad normal. Según
avanzaba el Mioceno el aumento de la termicidad fue reduciendo su tamaño
y aumentando el contenido en sales. En el Messiniense continúa el
mismo proceso y empiezan a fromarse las lagunas evaporíticas típicas.
Este lago-mar perdió lentamente su comunicación con el Atlántico
y fue progresivamente desecándose, dando lugar a una gran masa de
evaporitas que ocuparon amplios espacions en la cuenca mediterránea.
Todas las asociaciones de componente oligohalino y eurihalino se vieron
especialmente favorecidas en este ambiente y pudieron extenderse sin problemas
dada la gran cantidad de superficie que quedó emergida tras la desecación
y la ausencia de barreras. Los datos estratigráficos revelan que
el Mediterráneo se desecó repetidas veces (de 10 a 15) durante
el Messiniense que duró aproximadamente un millón de años.
La palinología indica que los periodos climáticos más
frios de esta época coinciden con los periodos de desecación.
Las plantas esteparias prosperaban pues en las fases desérticas
y la flora húmeda prevalecía en torno a mares interiores.
La regresión posterior del mar hizo que muchas de estas especies
quedaran aisladas en islas, favoreciendo la aparición de especies
vicariantes durante tiempos Pliocenos y Cuaternarios. Al inicio del Plioceno
el arco Ceuta-Gibraltar se quiebra y las aguas atlánticas invaden
la cuenca mediterránea en elvadas proporciones. Se empieza una nueva
etapa totalmente distinta a la anterior. Los relieves ibicencos sufrieron
una reducción muy marcada, quedando separados de Mallorca por el
E y de la zona alicantina por el O, debido a la acción de grandes
fallas que anularon estos primitivos contactos y dando así origen
al conjunto Pitiúsico.
El
Plioceno es una fase de selección, adaptación y supervivencia
de las futuras biotas baleáricas, sometidas por primera vez al ambiente
estricto de la insularidad. El ambiente fue subtropical durante gran parte
del Plioceno pero a partir del Villafranquiense casi todos los investigadores
están de acuerdo en que se inició un gran cambio climático
que resultaría fatal para gran parte de los organismos. Todas las
plantas tropicales que quedaban desparecieron o emigraron hacia el sur
y en seguida comenzaría el periodo glaciar que se extendería
sobre media Europa y que convertiría al Meiterráneo en una
zona fría y lluviosa. La llegada del Cuaternario impuso una alternancia
de periodos fríos, con glaciaciones extensas en gran parte de Europa
(que nunca llegaron hasta Ibiza), y otros más cálidos, en
las fases de deshielo. Estas fases interglaciares, más o menos parciales
según las épocas o regiones, originaban grandes ríos
con las aguas del deshielo y arrastraban una gran cantidad de materiales
rellenando sus cuencas de aluviones. Estas fases se representan por varios
niveles de conglomerados. El clima mediterráneo se veía influído
por los distintos periodos fríos o templados, afectando intensamente
sobre los organismos vivos. Los niveles marinos oscilaban en función
de estos ciclos y ejercían un importante papel erosivo sobre las
costas de Ibiza. Esta erosión ha ido trabajando desde entonces sobre
las islas formando los islotes y escollos que se encuentran repartidos
desigualmente como simple proceso de disgregación costera. Son fragmentos
de los ejes tectónicos que se prolongan en el mar y que desde el
punto de vista biogeográfico son interesantes por los procesos de
extinción y vicarianza que en ellos se ha generado El Cuaternario
Medio se caracteriza por una fuerte regresión marina relacionada
con la regresión del Riss y que dió lugar a la acumulación
a lo largo de la zona litoral de potentes masas dunares. El Cuaternario
Superior está bien representado en Baleares y se inicia con el cambio
climático que tiene lugar tras la última glaciación
del Riss. Acontece una fuerte transgresión marina que eleva el nivel
del mar hasta cotas de unos 12-15 m. sobre el nivel actual. En la última
glaciación, la del Wurm, el área insular de Baleares se ve
fuertemente influenciada por las condiciones periglaciares. En Mallorca,
se conoce la presencia de bosque caducifolio que debió ocupar las
zonas más altas de la sierra N con arces (Acer opalus subsp. granatense),
quejigos (Quercus faginea subsp. faginea), fresnos (Fraxinus angustifolia),
tejos (Taxus baccata), boj (Buxus balearica), mostajo (Sorbus aria), guillomo
(Amelanchier ovalis), eléboro (Helleborus foetidus), Tamus communis,
etc... Con la progresiva termicidad del clima, el pino carrasco (Pinus
halepensis) y la alsina (Quercus ilex subsp. ilex) fueron dominando los
paisajes hasta ocupar toda la extensión de las islas. En Ibiza no
debieron darse estas formaciones de caducifolios, pero si es posible que
la alsina jugara un papel algo más importante que en la actualidad,
donde es prácticamente inexistente.
Geología
Ibiza
es una isla de naturaleza enteramente calcárea (molasas, calizas,
conglomerados, margas, etc..). Comienza en el Triásico y la mayor
parte de sus materiales son secundarios. L erosión posterior ha
originado un paisaje de colinas o "puigs". Algunas de las zonas llanas
interiores están cubiertas con materiales miocénicos y cuaternarios
pero las zonas llanas más extensas son las zonas costeras aluviales
de materiales cuaternarios (Pla de Portmany al O, Pla de Vila al E que
se extiende hacia el N en el corredor de Eivissa-Sant Miquel y Pla de Santa
Eulària y Es Figueral hacia el N-E). Estas zonas planas acaban en
playas con forma de arco en contraste con las calas o cuevas en los frentes
costeros.
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